13 de Octubre de 2019, Luna cazadora. Mi tercer viaje astral propiamente dicho y segundo efectuado de manera voluntaria. Esta experiencia es de remarcada importancia ya que después de luchar con los bajos astrales pude ordenar mis vibraciones y viajar al Reino de las Hadas habitando brevemente entre ellas y compartiendo uno de sus más grandes Tabús: ¡COMER COMIDA DE HADAS! entre otras cosas. Allá vamos -->
Después de un día de agudo sufrimiento y ávidas lágrimas espectrales al vuelo de la moto en la carretera insonorizada, logré dormir gracias a la paz que me transmitía mi aliado humano. Desperté sobre las 3 de la madrugada para ir al baño, y como no tenía que madrugar al día siguiente volví a la cama tranquila dispuesta a recuperar el sueño. No me acuerdo en qué posición me quedé, sin embargo una vez el cuerpo se quedó dormido, mi consciencia estaba plenamente despierta (y como en la mayoría de viajes al otro mundo me sentía en posición totalmente horizontal cara arriba). Era plenamente consciente, mi cuerpo astral parpadeaba y veía la oscuridad de la noche de la habitación de mi nuevo hogar. Notaba ese cambio de densidad que me hacía consciente de que me hallaba en el tránsito entre mi cuerpo humano y el astral; así que proyecté mi voluntad para impulsarme y despegarme del cuerpo. Y funcionó, primero un brazo, luego otro, la cabeza, me incorporé como para sentarme y salió mi alma flotando. La primera vez fuera estaba en mi habitación de Barcelona, gateé sintiendo la pesadez del ambiente, como de costumbre había ido a parar al bajo astral. Todo era negro y denso, podía únicamente divisar entre las sombras y con la intuición. Así abrí la puerta del dormitorio y
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Peleando en el bajo astral |
gateé hacia la de mis padres, abriéndola noté un ambiente todavía más turbio y a la altura de la puerta de su lavabo salieron radioactivos tonos de luz espectral que me propulsaron atrás con rechazo. Algo oscuro había allí que no me dejaba avanzar. Volvía a estar en mi cuerpo, todavía estaba activa la conexión y luchaba conscientemente para mantenerla sin despertarme. Quería volver a salir y así lo hice. Esta vez en mi residencia actual, pese a mantener ese hilo inquebrantable con Barcelona que casi cada noche me hacía volver allí. De nuevo me despegué de mi cuerpo y gateé hasta el suelo y abrí la puerta de la habitación hacia la contigua (aquí hay cosas que ya no me acuerdo), pues al final antes de querer despertarme del todo intenté memorizar todas las experiencias de mi tercera vez en el astral pero volví antes de tiempo y olvidé la mitad. Típico de mi, tengo un cerebro incapaz de retener la información.
A donde iba, intenté manosear a mi pareja pero el ambiente cambiaba y aparecían seres parásitos que querían obtener mi energía sexual, yo me negué y tras saltar de nuevo al salón de mi casa en Barcelona volví al cuerpo en Cantabria con el firme propósito de formar un escudo de luz protector alrededor de mi alma y así no ir a parar a los bajos astrales. Me esforcé en su visualización y paulatinamente fui abandonando de nuevo el cuerpo llevándome el huevo de luz blanca conmigo formándose poco a poco, y así alejando las tinieblas de mi entorno. Esta vez el ambiento comenzó a adquirir nitidez y color, varias tonalidades más vivas surgieron y mi visión se volvía clara como si fuera un día normal en el mundo humano. De la sala en la que me encontraba comenzaron a emerger hadas de la nada, pequeñitas y risueñas de cuerpo, me guiaron hacia varias estanterías llenas de libros a los cuales accedí subiendo unas escaleras de madera verticales. Había uno que había visto ya anteriormente en dos sueños, que estaba mitad escrito en románico y en élfico. Yo entendía las letras romanas de mi alfabeto, maravillada me di cuenta que podía leer sus secretos con total claridad, y volver a releer las líneas sin que cambiaran como en los sueños corrientes. Aun así no recuerdo lo que ponía por la razón que anteriormente ya he explicado. Recuerdo que en total leí dos libros distintos, pero no guardo memoria del fenómeno exacto. La sala comenzó a llenarse mágicamente de pasteles y dulces preparados por las hadas a los cuales me invitaron a degustar. Desde que inicié mis estudios en fairylogía tenía más que asimilado que no se podía aceptar comida de los feéricos sin quedar atrapado para siempre en su mundo o algo por el estilo. Sin embargo, muy afín a mi personalidad, me dio igual y comí un delicioso pastelito pequeño de crema, glasé y manzana como el que había comido la tarde anterior pero en casa. Estaba tranquila, feliz y en paz, algo dentro de mí sabía que como yo era medio hada no me iba a pasar nada; y así fue, lo comí feliz y disfruté de su presencia un rato antes de obligarme a mi misma a volver a mis sentidos humanos y despertarme para poder relatar todo y no olvidarme de los detalles. Pese a ello no he podido conservar la mitad de las experiencias de esta noche, pues todavía sé que viví otras que no encuentro manera de aflorar en mi memoria de pez.
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Sueño por la tierra de las hadas |
Qué hermoso! Yo desde siempre he tenido una conexión muy especial con la naturaleza y los seres elementales me llaman la atención desde siempre aunque nunca me ha pasado nada singular (si contar la vez del alienígena) busco la conexión, deseo recordar quién soy.
ResponderEliminarsi lo buscas vendrá! Yo he vivido entre lo espiritual desde nacer, pero no sentí el llamado de las hadas hasta el 2012 que es cuando inicié este blog, ese mismo día justamente. A pesar de ello era una novata y prácticamente ignorante, pero la pasión te mueve a aprender, primero teóricamente leyendo a otros y después a la práctica (si uno se atreve), y es en lo segundo cuando empiezas a entender y vivir el tema por ti mismo
EliminarGwyra, me gustaría hablar, hablar sobre el verdadero Death Note y kira, en algún momento enviarme un correo electrónico a barryspaceone@gmail.com.
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