domingo, 1 de julio de 2018

Diario 5: Experiencias con hadas 5: Invocación de elemental

Feliz entrada de verano. Espero que hayáis pasado un buen solsticio y la magia de las hadas haya visitado vuestros hogares. Como casi cada San Juan quería pasar a compartir mi experiencia. Este año ha sido un poco distinto, pues he ganado coraje para hacer algo que quería hacer hace tiempo pero que me daba miedo dadas las consecuencias que me acontecían siempre (visita de seres oscuros, insomnio, etc...) Este año para el solsticio y el inicio del verano he efectuado dos invocaciones de elementales, en concreto dirigidas a las sílfides.

La primera llamada fue la tarde del 21 de Junio, en compañía de otra persona con habilidades mágicas, siendo la primera vez que realizaba magia acompañada. Se hizo meditación, trazado del círculo, representación y honra de los cuatro elementos y llamada a los seres elementales y sílfides con las oraciones ya mencionadas en el Report 24 (del grimorio).
Cabe mencionar que no pasó nada especial durante y tras la ceremonia, a parte de sentir un hormigueo ascender por todo mi cuerpo durante el recitar de la invocación. Pasamos el resto del tiempo relajados y animados, tocando un poco de música con los instrumentos que habíamos traído con nosotros.

Sin embargo mucho se dice acerca de estar atentos a las pequeñas señales de la naturaleza que en realidad se tratan de señales que nos hacen llegar nuestras amigas las hadas. Así pues, de manera muy cómica y gratificante, antes de la realización del ritual (que llevábamos preparado hace días), viví una situación que me sorprendió por su semejanza con un capítulo de mi novela a publicar.

Embelesados por la naturaleza divisé una ardilla moverse entre las hojas, corrió presurosa a esconderse arriba de un árbol. Quietos, en silencio la observamos cómo juntaba sus patitas delanteras cerca de sus dientes. Finalmente corrió y desapareció. Allí, en la base, encontramos un gran hongo blanco, encantados por el divertido descubrimiento decidimos seguir el camino que trazaban las setas. Así fuimos siguiendo seta blanca a seta blanca hasta llegar a una zona más elevada donde al rededor de un árbol se trazaba un círculo de setas. ¡Qué mágico! Un círculo de hadas, metí el pie emocionada.
Después buscamos el sitio para la magia y al final volvimos por el mismo camino recorrido. Escuché la voz de un ave emitir un tenue sonido, la imité, trazó otro sonido distinto, proseguí imitándola, tercer ruido, y comenzamos una entretenida conversación que no daba cese.

Luego, un día después de la fecha señalada en el calendario como San Juan, deseé volver a realizar el mismo ritual en la soledad de mi hogar. No pasó nada, aunque pude concentrarme mejor y dejar mi ser fluir. Lo que sí que me dio fue un bajón de energías, pasé gran parte del resto del día echada. Cuando ya me había olvidado del tema y escribía en el ordenador me pareció haber divisado por micro segundos un ave o un ser dorado brillante. Humm... quién sabe, pero me parecen lindos detalles.