lunes, 18 de febrero de 2013

Extras 1: Reflexión sobre las Clavículas de Salomón

Las Clavículas de Salomón, "La llave Menor de Salomón" o Lemegeton Clavicula Salomonis, es un grimorio (libro de fórmulas mágicas usado por los antiguos hechiceros), de los siglos XIV o XV atribuido al rey Salomón.
Salomón fue el segundo de los hijos que tuvieron el rey David y su esposa Betsabé, reinó entre 970 y 930 a. C. Se le atribuyen los libros  de Eclesiastés, Proverbios y Cantar de los cantares; todos ellos de la Biblia.

Las clavículas de Salomón son de origen hebreo, fueron traducidas al latín por el Rabino Hebognazar, luego al francés por Monseigneur de Darvault y posteriormente a otras lenguas. Al ser un libro tan codiciado por los ocultistas ha sido objeto de manipulaciones y descrédito, así que hoy en día no se puede decir con certeza la existencia de una edición original.
Existe en la Biblioteca Nacional de París una edición fechada en 1641 que ha sido objeto de varios estudios y ediciones, la cual es una traducción de Monseigneur de Darvault.
 Se ha pensado que el original se perdió cuando en 1350 el papa Inocencio VI ordenó quemar un voluminoso manuscrito conocido como "Libro de Salomón" el cual se encontraba repleto de conjuros y diferentes rituales para la evocación de los demonios. Seguramente fuese una copia manuscrita del que, en la época de Vespasiano (siglo I de la era cristiana) era atribuído a Salomón.

Hay controversia en torno a si fueron creadas realmente por Salomón, sobretodo de parte de los creyentes. El rey Salomón al final de su vida se apartó del camino recto de Jehová y se dio a las mujeres, incluso aquellas de pueblos los cuales Jehová había prohibido tacitamente por su moral pecadora, abominable y entregada a múltiples dioses paganos. A éstas pues se entregó Salomón, y ya de viejo inclinaron su corazón hacia los ídolos. E hizo pues Salomón lo malo ante los ojos de Jehová.

1 Reyes 11:4. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.

En todo caso se pone en duda si en sus últimos años de vida pudo haber tenido tiempo de haber escrito el libro y haber adquerido tantos conocimientos sobre lo oculto. El hecho de que se le atribuya este libro a Salomón es porque él pidió a Dios sabiduría y éste se la entregó. No obstante Dios no da a sus hijos el pleno conocimiento del universo, ya que éste solo le pertenece a él y también sabe que no nos conviene. Pero Satanás sabe también a parte de Dios los secretos de lo oculto, ya que a ella pertenece, así éste sí puede revelar a los humanos cosas sobre el oculto.
Esto se ve respaldado por los versículos de la Biblia:

Deuteronomio 18:9-14. Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 10. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,11. ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.12. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.13. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.14. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.

Hechos 19:19-20. Asimismo muchos de los que habían practicado la MAGIA trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 20. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.


Así comienza el libro:

Todo el universo ha sabido, hasta hoy, que, desde tiempo inmemorial, Salomón estaba en posesión de todas las ciencias infundidas a través de los sabios preceptos y de las enseñanzas de un ángel, al cual pareció estar tan sumiso y obediente que, además del don de sabiduría que le pidiera, obtuvo, y no sin admiración, toda otra suerte de virtudes.
Todo lo cual hizo que, llegando Salomón al término de sus días, él mismo estableciese que su hijo Roboam, por sucesión, hiciérase cargo de un testamento que contenía todas las ciencias de las que él usare y disfrutare hasta el día de su muerte. [...]

 


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